HISTORIAS

UN VIAJE AL PASADO

Cuando era pequeño siempre iba buscando matorrales de regaliz o de hinojo para mascar, en todas las salidas al campo que hacía tanto en familia como con amigos. Alguien me enseñó a identificarlos, creo que son las dos primeras plantas que conocí y con las que empecé a familiarizarme con la botánica. Sin saberlo, probablemente ellas me han llevado hasta aquí.

Es por ello que el primer licor que diseñé cuando empecé el proyecto de La Destilateca, fue el Licor de regaliz e hinojo. Una licor que cuando me lo tomara, sacudiera mi memoria hasta aquella infancia.

Alguien podría decir que esta es una historia mía y que no tiene nada que ver con el resto de consumidores y tendría razón. En La Destilateca no diseñamos productos para que puedan tener más o menos aceptación, lo hacemos porque tienen alma, una historia y para que transmitan sentimientos a través de las sensaciones organolépticas que provocan al consumirlos.

Para la elaboración, maceramos raíz de regaliz fresca en una mezcla de etanol y agua a oscuras y a temperatura ambiente. Una vez pasado el tiempo de maceración, se destila el hinojo en alambique de cobre tradicional y el añadido a la maceración para que repose. Pasado el tiempo de reposo, azucaramos con un oleo saccharum de cítricos y dejamos reposar para que por sí solo integre todos los aromas y sabores complementarios.

El resultado es un licor de regaliz dulce pero no en exceso, con notas frescas anisadas proporcionadas por el anetol presente en el hinojo que combina a la perfección con las puntas cítricas del azúcar añadido. De sabor largo y amable, me reporta totalmente a aquellas excursiones. Seguro que a vosotros os trae recuerdos interesantes.