HISTORIAS

NUESTRO PRIMER DESTILADO

Quise hacer un pequeño homenaje a todos los amigos, familiares y gente anónima que de una manera u otra me han ayudado a recorrer el camino hasta llegar a construir La Destilateca.

Algunos con inspiración e iniciativas, otros presencialmente y muchos en espíritu pero todos ellos tenían una cosa en común y era que les estaba profundamente agradecido y moralmente en deuda.

Creí que la mejor manera de agradecerles la paciencia sería destilando un primer producto que les hiciera sentir que había valido la pena. Hasta ese momento todos ellos habían dado lo mejor de cada uno y ahora me tocaba a mí estar a la altura.

Diseñé una ginebra que se pudiera tomar sola, con hielo o con tónica, y que siempre mantuviera su espíritu inicial.

Decidí que tendría 45º vol. de alcohol porque necesitaba que tuviera el carácter que todo el mundo había demostrado en el proceso, y para ello le harían falta dos destilaciones en alambique de cobre tradicional. Entraría con un fuerte sabor a enebro, le seguirían las notas cítricas y especiadas que le darían volumen y continuaría con el estallido herbáceo asiático que le daría un largo y fresco retrogusto que te invita a seguir bebiendo.

Aquí tenéis el resultado.

Tengo la sensación de haber creado un producto que habla de todos nosotros, con nuestras afinidades y diferencias, nuestras influencias y desafecciones, y esta ginebra es el mejor homenaje que les he sabido hacer.